El hijo pródigo
Título original: The Prodigal
Año: 1955 (Estados Unidos)
Director: Richard Thorpe
Productor: Charles Schnee
Guionistas: Joseph Breen, Samuel James Larsen según la parábola evangélica de “El hijo pródigo”
Fotografía: Joseph Ruttenberg
Música: Bronislau Kaper
Intérpretes: Lana Turner (Samarra), Edmund Purdom (Micah), Louis Calhern (Nahreeb), Audrey Dalton (Ruth), James Mitchell (Asham), Neville Brand (Rhakim), Walter Hampden (Eli), Taina Elg (Elissa), Francis L. Sullivan (Bosra), Joseph Wiseman (Carmish), John Dehner (Joram), Sandy Descher (Yasmin), Cecil Kellaway (Gobernador), Philip Tonge, David Leonard, Henry Daniell, Paul Cavanagh, Dayton Lummis, Tracey Roberts, Jarma Lewis, Jay Novello, Dorothy Adams, Peter DeBear, Phyllis Graffeo, Patricia Iannone, Eugene Mazzola, George Sawaya, Richard Devon, Ann Cameron, Gloria Dea, John Rosser, Charles Wagenheim, Jessie Arnold, David Bond, Argentina Brunetti, Paul Bryar, Zeev Bufman, Larry Chance, John Cliff, Booth Colman, Willa Pearl Curtis, Joanna Dale, John Damler, Linda Danson, Mary Dean, Patricia Denise, Jo Gilbert, Diane Gump, Allison Hayes, Chester Hayes, John Hudkins, Patricia Jackson, I. Stanford Jolley, George Keymas, Rex Lease, George J. Lewis, Melba Liston, Cliff Lyons, Herbert Lytton, Peter Mamakos, Lucille Maracini, Joseph Mell, Tina Menard, Patrick Miller, Frank Mills, Frank Mitchell, Dorothy Neumann, Loulie Jean Norman, Milicent Patrick, Rose Plumer, Jean Ransome, William Reeves, Gordon Richards, Chuck Roberson, George Robotham, George Selk, Almira Sessions, Tom Steele, Robert R. Stephenson, Gloria Stone, Louis Tomei, Joe Waring, Lila Zali…
Sinopsis: Con la mitad de su fortuna y en compañía de un esclavo que ha rescatado, Micah abandona la casa paterna dispuesto a hacer suya a la sacerdotisa de Baal y Astart, que le ha deslumbrado con su belleza. En Damasco va dilapidando su fortuna hasta que es víctima de un engaño por el que es convertido en esclavo.
Motivada por el buen recibimiento con el que fue dispensada Sinuhé, el egipcio (The Egyptian, 1954) de Michael Curtiz, la industria hollywoodiense no tardó en poner en marcha un producto que lanzara al estrellato de forma definitiva al desconocido protagonista de aquélla, el actor británico Edmund Purdom. Con tal fin, la MGM preparó un producto de similares características a la del título de Curtiz, una superproducción rodada en Cinemascope y ambientada en el mundo antiguo sobre una historia de origen literario, para la que contó con la participación como coprotagonista de la atractiva Lara Turner, confiándole la dirección a Richard Thorpe, realizador fetiche por aquel entonces de la productora del león, para la que había realizado films de la valía de Ivanhoe (Ivanhoe, 1952) o El prisionero de Zenda (The Prisoner of Zenda, 1952), entre otros.
Como ya se anuncia desde su título, El hijo pródigo (The Prodigal, 1955) toma como base la popular parábola homónima del Nuevo Testamento (Lucas 15 1-32), en la que se relata cómo un hombre, tras pedir la parte de su herencia a su padre, parte hacia lejanas tierras en donde por medio de una vida licenciosa malgasta toda su fortuna. Una vez en la ruina, aquél volverá arrepentido al hogar paterno, siendo recibido con los brazos abiertos como si nada hubiera ocurrido pese a los reproches de su hermano. Si bien las enseñanzas que pueden deducirse del texto original sean innegables, no es menos cierto que, tanto por contenido como por extensión – poco menos de quinientas palabras en su traducción al castellano -, este se antojaba como poco idóneo para una adaptación a la gran pantalla bajo los cánones del cine bíblico norteamericano de la época, donde el lujo y el boato era condición sine qua non. Así pues, a los guionistas del film no les quedó otro remedio que desarrollar la parte de la estancia del hijo fuera de casa, pergeñando un melodrama de corte aventurero a través del cual se plantea una nada sutil confrontación entre la religión judía y los cultos paganos.
Lo más curioso del caso es que este nuevo argumento creado para la ocasión no es más que, en el fondo y a grandes rasgos, una reinterpretación del capítulo de la cortesana babilónica de Sinuhé, el egipcio, película que, como ya hemos apuntado, fue el modelo inspirador del film que nos ocupa. De este modo, la trama de la película gira sobre el casquivano vástago de un acaudalado y recto judío que, tras caer bajo las amorosas redes de una bella sacerdotisa de la diosa Astarté, terminará por buscarse su ruina personal y moral, abandonándolo todo y marchando tras ella a Damasco. Tal es la minuciosidad de los guionistas a la hora de reproducir el esqueleto narrativo de aquélla, que ni siquiera se escapan detalles como el de la tumba de los padres de Sinuhé, entregada por éste a su pretendida como muestra de amor, instante que servía para certificar el grado de irracionalidad en el que se encontraba el personaje, y que aquí tiene su equivalencia en el momento en que el protagonista se deshaga de una antiquísima joya familiar entregada por su hermano al abandonar el hogar familiar para poder hacer frente a las deudas que su tormentosa pasión le han ocasionado.
Esta evidente falta de originalidad es acompañada por un libreto vergonzosamente maniqueo habitado por personajes de lo más estereotipados, que además se ve remarcado por una poca inspirada puesta en escena de Thorpe, con momentos que, de ridículos, más parecen auto-paródicos, como, por ejemplo, el perfecto afeitado en seco al que es sometido el protagonista en la cárcel por un compañero armado con tan solo con un par de pinzas, o los trucos de magia de su criado mudo en el mercado. Así las cosas, y con todo merecimiento, la película fue recibida con enorme tibieza en el momento de su estreno, dando al traste con las aspiraciones de Purdom, que desde aquel instante desarrollaría la práctica totalidad de su carrera dentro de la serie B europea, aunque tampoco falten las voces que señalen que el ostracismo al que fue condenado el británico en la puritana meca del cine, más que al fracaso de esta película en particular, se debió al hecho de que abandonara a su primera esposa y madre de sus dos hijos para casarse con la que había sido mujer de Tyrone Power, Linda Christian.
José Luis Salvador Estébenez
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